martes, 16 de marzo de 2010


Recuerdos. Todos tenemos esos recuerdos que evitamos en nuestras mentes. No los evitamos porque sean malos, sino que son esa clase de recuerdos que son preciosos, aquellos que nos marcaron, aquellos con los que crecimos. ¿Qué nos hace llegar a esos recuerdos?Algunas fotos, esos cuadros colgados en la pared de nuestra casa, algunos papeles o escritos que encontramos solo cuando hacemos limpieza. Son recuerdos maravillosos y esas viejas cosas hacen que se nos llenen los ojos de lágrimas. Entonces, ¿por qué preferimos olvidarlos? Por temorPodemos pensar que somos fuertes, valientes, que estamos preparados para soportar muchas cosas. Pero, ¿nunca te pasó que un simple recuerdo hace que te largues a llorar? Sí, seguramente te pasó, a todos nos pasa. Y preferimos olvidar porque creemos que es más fácil, no queremos admitir que el tiempo pasa, nuestra vida pasa, y seres queridos, buenos amigos, buenos tiempos pasan cosas que no se van a volver a repetir ¿Parece mucho no? Es duro decirlo, pero a todos una parte de nuestra vida se nos pasa, se escapa como agua entre los dedos. La Compañía. La vida es como un viaje y ese viaje siempre se lleva mejor acompañado. Nuestro compañero puede ser una madre que solo con una mirada nos comprende; un hijo que nos llena la vida de luz y alegría; aquella persona al otro lado de la cama o por qué no un buen vecino al cruzar el otro lado de la calle. Sí, siempre es mejor transitar la vida con la compañía de alguien. Sin embargo, por más buenas intenciones que las personas tengamos, siempre perdemos a seres queridos en el camino. Todavía están allí, pero es solo una imagen en nuestra cabeza, una foto, un recuerdo que nos dice que no tenemos que entristecernos porque terminó, sino que tenemos que alegrarnos porque sucedió. La realidad es que los seres humanos estamos preparados para muchas cosas, pero la soledad no es una de ellas. Cuántas cosas se nos pasa por al cabeza cuando recordamos con melancolía o vemos o escuchamos esas cosas que pasaron. Una foto, un cuadro, un obituario en el diariopor un momento quedamos destruidos, pequeños e indefensos en este mundo. Pero es allí donde nos encontramos a nosotros mismos y tomamos fuerzas para seguir. Los recuerdos necesariamente tienen que ser eso, una herramienta que nos dice que tenemos que seguir adelante con nuestra vida. Por un tiempo dejaremos de lado esta tristeza, haremos como que nada sucedió, hasta que de nuevo algún día nos desdoblen de nuevo. Nuestra vida es un ciclo y nos guste o no, el dolor y el sufrimiento son parte de este viaje que todos debemos emprender. ¿Complicado no? Pero todos sabemos a que nos referimos. Después de todo, la vida de las personas no debe ser muy diferente entre sí… y debemos vivir hasta que lleguemos a la meta. Vaya si tenemos que vivir y debemos vivir a pleno porque cuando nos demos cuenta, llegará el final y nos parecerá que la vida es muy corta...

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Demasiadas veces tenemos miedo. Miedo de lo que podríamos no ser capaces de hacer. Miedo de lo que podrían pensar si lo intentamos. Dejamos qu nuestros temores se apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no cuando queremos decir sí. Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos con todo cuando deberíamos cerrar la boca. ¿Por qué? Después de todo sólo vivimos una vez. No hay tiempo de tener miedo. Entonces BASTA. Hacé algo que nunca hiciste, atrevete. Olvidate de que te están mirando. Intentá la jugada imposible. Corré el riesgo. No te preocupes por ser aceptado. No te conformes con ser uno más. Nada te ata, nadie te obliga. Se vos mismo. No tenés nada que perder y tenes todo, todo, por ganar.