
Nace un nuevo día, y con él, una nueva ilusión, la calle está vacía, sólo escucho tu voz. Se asoma el tiempo en la ventana, me pregunta a dónde voy, y yo no olvido tu mirada observando desde el portón. Tus labios entremojados diciendome "adiós".
Un sonido murmura mi teléfono, la señal de que quizás estás aqui. Me pides hablar, corro hasta tu encuentro, la calle aún está vacía, y mi corazón partido en dos. Te veo sentado en la esquina, esperando encontrar una salida, el momento había llegado, mirarnos frente a frente olvidando el pasado. Comienzan a caer palabras de mi boca, intercambio de ideas, conceptos, olvidos y rechazos; dos lágrimas empiezan a rodar por nuestras mejillas, esto indica que nuestro amor todavía no murió. No logramos ponernos de acuerdo, decido repentinamente marcharme, sentí que no era mi momento. Doy media vuelta preguntandome: ¿Dónde me encuentro? ¿Qué es lo que hago aquí? ¿En realidad debo irme?. Avanzo rápidamente, doblo la esquina, y quiero volver; giro nuevamente repentino, y me echo a correr, veo en el piso marcados unos pasos que van detrás de los míos, te veo a ti, yendo hasta mi encuentro, de golpe te abrazo te beso y me suelto, no puedo olvidar aquel momento. Se desprenden dos lágrimas y vuelvo a recordar que nada es lo mismo, que el agua corre y se va.
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